HISTORIA
La patata, pertenece a la especie Solanum tuberosum, es el cuarto cultivo mundial –tras el trigo, el maíz y el arroz – y se adapta bien a climas y suelos muy diferentes.
Es originaria de la cordillera andina, en el altiplano era la base de la alimentación y se consumía sometida a procesos de cocción como harina, en forma de panes sin fermentar, y desecada por un interesante proceso de eliminación del agua con la participación del frío. El producto así obtenido, denominado "chuño", era almacenado para poder ser consumido cuando el clima invernal no permitía el cultivo. A los españoles que llegaron por vez primera a estas tierras les sorprendió el tubérculo y sus usos.
Hacia 1570 fue llevada la patata a Sevilla, consiguiendo con el paso del tiempo la aceptación de los ciudadanos, que apreciaron especialmente su fácil conservación, motivo por el cual fue uno de los productos enviados a los Tercios de Flandes.
Raleigh intentó aclimatarla en Irlanda y Parmentier se hizo famoso sembrándola en los jardines del Palacio Real de Paris, desde donde se difundió por toda Europa a través de diversos embajadores. Los alemanes, por su parte, solucionaron muchos problemas de abastecimiento gracias a este tubérculo. En España, en Galicia, se sembró, fructificó bien y se consagró como un buen alimento.
Los nuevos métodos de cultivo, la selección de la tierra para la siembra, las nuevas variedades y tecnologías, entre otros factores, han contribuido a mejorar los rendimientos de la producción, la forma, la piel, el gusto, los calibres y las cualidades culinarias de la patata.
Algunos historiadores atribuyen a los belgas la invención de la tortilla de patatas; los riojanos las emplearon en cocina junto con chorizo y crearon un excelso plato; y los canarios, con las variedades autóctonas "negra", "bonita" y "quineua", crearon las célebres "papas arrugadas".