Cata
El pan contiene una gran cantidad de aromas, sabores y texturas que lo convierten en un producto de gran riqueza sensorial. Nuestros sentidos nos permiten diferenciar los principales atributos visuales, su aroma, sabor y textura, que nos ayudan a valorar y disfrutar del pan.
Según el tipo de harina, el resto de ingredientes, el proceso de panificación y, sobre todo, la cocción, cada pan presenta unas características sensoriales.
La fase visual nos permite comprobar el color e intensidad del tostado, brillo, formato, color de la miga, tamaño y forma de los alveolos, etc.
A través del olfato percibimos sus aromas tan característicos como variados: tostados inconfundibles, harina, aceite, cereales, etc.
En la boca apreciamos sus sabores dulce, salado, los cereales, notas de ácido y amargo, aceite de oliva, miel, semillas, etc.
Según la textura del pan podemos valorar la suavidad, elasticidad y humedad de la miga y la intensidad de crujiente en la corteza, atributo relacionado con el proceso de elaboración.